lunes, 11 de junio de 2012

Él es de una especie irreverente. Le gusta estremecerse en esa ciencia, de darse todo, en contra de los demás. Carga un gesto promedio, entre rudo y cordial, simula ser hombre de mundo, para humillar de local. En cuanto se queda quieto, se empieza a incomodar. Y no está solo, no está solo, no está solito. Buscando una ropa, una capa, una armadura celestial, o algo que lo recubra, lo distinga de los demás. Camina entre cardos y espinas, en hielo, o hirviente carbón y duerme en cama de clavos, disfruta de cualquier dolor. Piquetes de ojo, rencores de toda la sociedad; sospecha que todo conspira en contra de su vanidad.Y no está solo, no está solo, no está solito. Tiene muchos... tiene muchos amiguitos. Tiene muchos... tiene muchos soldaditos. El corazón en la mano, o la lengua en la piel, o una conciencia transparente, que lo haga quererse querer. SI LO MATO A ÉL, ME MUERO YO. 

Eternamente GRACIAS.

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