Él es de una especie irreverente. Le gusta
estremecerse en esa ciencia, de darse todo, en contra de los demás. Carga
un gesto promedio, entre rudo y cordial, simula ser hombre de
mundo, para humillar de local. En cuanto se queda quieto, se empieza a
incomodar. Y no está solo, no está
solo, no está solito. Buscando una ropa, una capa, una armadura
celestial, o algo que lo recubra, lo distinga de los demás. Camina entre cardos y espinas, en hielo, o
hirviente carbón y duerme en cama de clavos, disfruta de cualquier
dolor. Piquetes de ojo, rencores de toda la sociedad; sospecha que todo
conspira en contra de su vanidad.Y no está solo, no está solo, no está
solito. Tiene muchos... tiene muchos amiguitos. Tiene muchos...
tiene muchos soldaditos. El corazón en
la mano, o la lengua en la piel, o una conciencia transparente, que lo
haga quererse querer. SI LO MATO A ÉL, ME MUERO YO.
Eternamente GRACIAS.
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